La IX Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada este miércoles en Tegucigalpa, Honduras, marcó una fuerte postura regional contra las políticas migratorias y comerciales de Estados Unidos. En la Declaración de Tegucigalpa, suscrita por 30 países —con la excepción de Argentina, Paraguay y El Salvador—, la región condenó la “criminalización” de los migrantes y rechazó la imposición de “medidas coercitivas unilaterales”, calificándolas como contrarias al Derecho Internacional y perjudiciales para el comercio global.
Más allá del texto oficial, el debate estuvo centrado en los efectos de la política migratoria del expresidente Donald Trump, aunque su nombre no fue mencionado directamente. Varios mandatarios denunciaron el trato inhumano hacia los migrantes, incluidos los acuerdos bilaterales que han derivado en detenciones masivas.
“El migrante no es un criminal y no debe llegar encadenado a nuestra tierra. Si aceptamos eso, retrocedemos a la época de la esclavitud”, advirtió el presidente de Colombia, Gustavo Petro, al criticar los acuerdos migratorios entre EE. UU. y países como El Salvador, que han llevado a encarcelar a deportados, incluidos venezolanos.
Por su parte, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, alertó sobre los “aranceles arbitrarios” impuestos por Washington, afirmando que “las guerras comerciales no tienen vencedores”. En la misma línea, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, subrayó que la migración tiene raíces profundas en la falta de políticas que atiendan las necesidades básicas de las poblaciones.
La anfitriona del evento, Xiomara Castro, presidenta de Honduras, expresó su preocupación por los jóvenes latinoamericanos que, en busca del llamado "sueño americano", terminan siendo criminalizados o excluidos. “Estados Unidos redibuja su mapa económico sin preguntarse qué pueblos quedan atrás”, sentenció.
La Celac concluyó su cumbre haciendo un llamado a la integración regional y reafirmando su compromiso con la democracia, el respeto a la autodeterminación de los pueblos y la construcción de una agenda común frente a los desafíos globales.