La creencia popular de que "si puedes orinar, tus riñones están bien" es un mito peligroso. La realidad es que la enfermedad renal, que afecta a más del 10% de la población mundial, puede progresar de forma sigilosa, sin mostrar síntomas evidentes hasta que el daño es avanzado. Los riñones, órganos vitales, pueden perder hasta un 80% de su función antes de que la persona note algo. Es por esto que conocer sus síntomas y factores de riesgo es crucial para una detección temprana.
7 síntomas de la enfermedad renal avanzada
La enfermedad renal a menudo no da señales de alarma en sus primeras etapas. Sin embargo, a medida que avanza a sus estadios más tardíos (insuficiencia renal), pueden manifestarse los siguientes síntomas:
1. Hinchazón (edema): Principalmente en piernas, pies o tobillos, debido a la acumulación de líquidos.
2. Fatiga y anemia: Sensación de cansancio constante, a menudo resultado de la anemia causada por la falta de una hormona que producen los riñones para crear glóbulos rojos.
3. Falta de apetito y mucha sed: Un síntoma común en las etapas finales, ya que la acumulación de toxinas altera el cuerpo.
4. Insomnio y calambres: Problemas para dormir y espasmos musculares.
5. Dolor de cabeza: Puede ser una consecuencia del aumento de la presión arterial.
6. Hinchazón en la cara y las manos.
7. Orina de color anormal: Puede ser turbia o con un olor desagradable.
Es importante destacar que estos síntomas no son exclusivos de la enfermedad renal y pueden confundirse fácilmente con otras afecciones. Por ello, la detección temprana a través de pruebas médicas es tan vital.
¿Qué es la insuficiencia renal y cómo se diagnostica?
La insuficiencia renal es la etapa final de la enfermedad, cuando los riñones ya no pueden funcionar adecuadamente. En este punto, se requieren tratamientos como la diálisis o un trasplante de riñón. Para diagnosticar la enfermedad renal de forma temprana, los médicos utilizan dos pruebas clave:
· Análisis de orina: Permite medir la tasa de filtración glomerular, un indicador clave del funcionamiento renal, y detectar la presencia de proteínas.
· Análisis de sangre: Se miden los niveles de urea y creatinina, desechos que los riñones sanos eliminan eficientemente.
Estas pruebas son esenciales, especialmente para personas con factores de riesgo como diabetes, hipertensión o antecedentes familiares de la enfermedad.
Prevención y cuidado: las 8 reglas de oro para la salud renal
Dado que la enfermedad renal es tan silenciosa, la prevención es la mejor estrategia. Expertos recomiendan seguir estas 8 reglas de oro para mantener los riñones sanos:
1. Mantener una vida activa: El ejercicio ayuda a controlar el peso y la presión arterial.
2. Alimentación saludable: Reducir la sal (no más de 5 gramos al día) y consumir más frutas y verduras.
3. Controlar el nivel de azúcar en sangre: La diabetes es la principal causa de la enfermedad renal.
4. Revisar la presión arterial: La hipertensión daña los vasos sanguíneos de los riñones.
5. Beber suficiente agua: Ayuda a los riñones a funcionar correctamente.
6. Evitar la automedicación: El uso excesivo de ciertos medicamentos, como antiinflamatorios, puede dañar los riñones.
7. No fumar ni beber alcohol en exceso: Estos hábitos aumentan el riesgo de enfermedad renal y cardiovascular.
8. Realizar chequeos periódicos: Si tienes factores de riesgo, hazte análisis de sangre y orina regularmente para una detección temprana.