El Supremo Tribunal Federal de Brasil declaró culpable al expresidente Jair Bolsonaro de liderar una conspiración para anular las elecciones de 2022 y aferrarse al poder, en un plan que incluía el asesinato de su oponente, el actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro, de 70 años, fue sentenciado a 27 años y 3 meses de prisión, convirtiéndose en el primer exmandatario brasileño en ser condenado por golpismo. Cuatro de los cinco jueces que revisaron el caso votaron a favor de condenarlo a él y a siete de sus aliados, entre ellos altos exjefes militares que sirvieron en su gobierno.
La sentencia contra Bolsonaro se basó en una gran cantidad de pruebas que demostraron que él y su círculo cercano pasaron meses manipulando la confianza de los votantes en el sistema electoral. Tras perder por un estrecho margen las elecciones de 2022, intentaron encontrar formas de mantenerse en el poder.
Los planes incluían:
· Declarar un estado de excepción para disolver el Supremo Tribunal y anular los resultados electorales.
· Otorgar amplios poderes a los militares.
· Asesinar a su oponente, ahora presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, a su compañero de fórmula y al juez del Supremo Tribunal, Alexandre de Moraes, quien había supervisado las elecciones.
El complot culminó en el asalto a las sedes del poder en Brasilia el 8 de enero de 2023 por parte de miles de sus partidarios. Los magistrados del Supremo vieron este suceso como parte de un plan más amplio para derrocar a Lula, a pesar de que Bolsonaro ha negado su relación con el hecho.
La condena de Bolsonaro es un fallo histórico para la nación más grande de Latinoamérica. Por primera vez, se condena a los líderes de un complot con vínculos militares, lo que representa una victoria para la democracia en un país con un largo historial de intentos de golpes de Estado. Sin embargo, este fallo podría intensificar el conflicto político con Estados Unidos.
El expresidente estadounidense Donald Trump, un firme aliado de Bolsonaro, había exigido que Brasil retirara los cargos, calificando el proceso como una "caza de brujas" política. El gobierno de Trump impuso aranceles y sanciones a Brasil y al juez De Moraes para presionar en favor de Bolsonaro. Al conocer la sentencia, Trump se mostró "muy descontento" y la calificó de "algo terrible para Brasil".
A pesar de que los abogados de Bolsonaro anunciaron que apelarán la sentencia incluso en ámbitos internacionales, el fallo parece ser un golpe definitivo a una de las figuras políticas más influyentes de América Latina, dejando a la derecha brasileña sin un líder claro. Una sentencia anterior en un caso distinto ya había impedido a Bolsonaro presentarse a las elecciones hasta el final de la década. Esta nueva condena, si se mantiene, lo inhabilita para volver a ocupar un cargo político.