Una reciente investigación publicada en la revista BMJ Mental Health sugiere que la clave para envejecer con salud no está solo en lo que comemos o cuánto nos ejercitamos, sino en cómo enfrentamos los momentos difíciles de la vida. El estudio, liderado por el doctor Yitang Zhang del Departamento de Epidemiología de la Universidad Sun Yat-Sen en China, concluyó que la resiliencia mental puede ser un factor determinante para reducir el riesgo de muerte en adultos mayores.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron los datos de miles de adultos estadounidenses mayores de 50 años, a lo largo de más de una década. Encontraron que aquellos con mayor fortaleza emocional y capacidad de adaptación ante la adversidad tenían significativamente menos probabilidades de morir durante el seguimiento, incluso si padecían enfermedades crónicas o limitaciones físicas.
¿Qué es la resiliencia mental?
La resiliencia mental es la capacidad de adaptarse y sobreponerse a situaciones difíciles, traumáticas o estresantes. No es una característica fija, sino un proceso dinámico que cambia con el tiempo y puede verse influido por factores biológicos como el sexo, las hormonas y la genética, así como por el entorno social y emocional.
El estudio destaca que mantener un sentido de propósito, emociones positivas, confianza personal y apoyo social son elementos clave para fortalecer esta capacidad. También resalta la importancia de desarrollar estrategias de afrontamiento emocional, sobre todo en la tercera edad, cuando aumentan los desafíos físicos, sociales y económicos.
Así se hizo el estudio
La investigación utilizó datos del Estudio de Salud y Jubilación de Estados Unidos (HRS, por sus siglas en inglés), un seguimiento a largo plazo de adultos mayores que comenzó en 1992. Cada dos años, los participantes responden preguntas sobre salud física, salud mental, economía, relaciones familiares y otros aspectos clave de su vida.
Para medir la resiliencia psicológica, se aplicó una escala validada que evaluó características como la perseverancia, la calma emocional, la autoconfianza, la autonomía y la capacidad de encontrarle sentido a la vida. El estudio incluyó un seguimiento promedio de 12 años, tiempo durante el cual fallecieron 3.489 personas.
Los hallazgos clave
Los resultados fueron contundentes: las personas con mayor resiliencia mental presentaron un menor riesgo de mortalidad, sin importar si sufrían enfermedades como diabetes, hipertensión o enfermedades cardiovasculares. Además, las emociones positivas y la percepción de apoyo social se vincularon con una mejor salud general y menor deterioro cognitivo.
Esto indica que la salud mental no solo influye en el bienestar emocional, sino también en la longevidad. Al reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, la resiliencia actúa como una barrera protectora contra el envejecimiento acelerado.
Conclusión: entrenar la mente también es cuidar el cuerpo
Los autores del estudio concluyen que fortalecer la mente debe ser tan prioritario como cuidar el cuerpo. Recomiendan que las políticas públicas incluyan programas para fomentar el bienestar emocional y la resiliencia, especialmente en adultos mayores.A través de terapias, redes de apoyo, actividades recreativas, educación emocional y hábitos que promuevan pensamientos positivos, es posible mejorar la calidad de vida y aumentar los años de vida saludable. En definitiva, la longevidad no solo se construye con una buena alimentación o ejercicio físico, sino también con una mente preparada para afrontar los desafíos de la vida.