El tren vuelve a tomar una fuerza significativa en la agenda de infraestructura nacional. El Gobierno Nacional, a través de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), avanza en la estructuración de dos corredores férreos esenciales que buscan transformar la logística de carga desde el centro del país hacia el resto del territorio, descongestionando vías y elevando la competitividad.
En el corazón de esta estrategia se encuentran los proyectos Bogotá–Zipaquirá–Barbosa–Barrancabermeja y Bogotá–Belencito, ambos priorizados dentro del plan estratégico del Gobierno.
La conexión férrea ha sido confirmada como proyecto estratégico, configurándose como uno de los ejes de la red que busca unir el centro del país con el Magdalena Medio y, por ende, con el Caribe.
Con casi 400 kilómetros de extensión (393 km), la obra pretende enlazar la capital y la Región con el corredor férreo central a la altura de Barrancabermeja, en Santander. La ANI ha indicado que el proyecto, que demandará una inversión cercana a los 27 billones de pesos, cerrará su fase de prefactibilidad en los próximos meses.
Esta línea es una apuesta clave para Bogotá y Cundinamarca, especialmente para municipios industriales como Tocancipá, Zipaquirá, Cajicá y Gachancipá, al ofrecer una alternativa eficiente para transportar grandes volúmenes de carga y reducir los costos logísticos en una región donde el transporte terrestre ha llegado a su límite operativo.
A la par, avanza la estructuración del corredor Bogotá–Belencito, un trayecto de 279 kilómetros que atraviesa el altiplano cundiboyacense, conectando municipios como Facatativá, Madrid, Mosquera, Chía, Zipaquirá, Tunja, Paipa y Sogamoso.
Según el presidente de la ANI, Óscar Torres Yarzagaray, la visión es modernizar la red férrea bajo estándares internacionales, buscando el respaldo técnico y financiero de países con experiencia como China, Corea, México y Catar.