El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió recientemente que podría imponer represalias comerciales, incluyendo aranceles, contra España si no incrementa su gasto en defensa hasta niveles que él considera adecuados para los miembros de la OTAN. La amenaza fue expresada en tono contundente desde la Casa Blanca y se enmarca en la presión sostenida de la administración estadounidense para que los aliados aumenten sus presupuestos militares.
Trump señaló que España es “increíblemente irrespetuosa” con la Alianza por no alinearse con la meta del 5% del PIB en gasto militar que él impulsa, y sugirió incluso que la OTAN debería considerar sanciones políticas más duras contra Madrid. Estas declaraciones siguieron a reuniones y saludos protocolarios entre líderes, pero contrastan con la postura negociada por el Gobierno español.
Desde Madrid la respuesta fue de defensa: el Gobierno español recuerda que se comprometió a una senda de gasto que asciende al 2,1% del PIB y que, además de aportes económicos, España contribuye con tropas y apoyos logísticos en misiones internacionales. Las autoridades europeas subrayaron que la política arancelaria es competencia de la Comisión Europea, por lo que sanciones unilaterales dirigidas sólo a España plantearían complejidades legales y políticas dentro del mercado único.
Bruselas y líderes europeos reaccionaron con firmeza para respaldar a España: la Unión Europea advirtió que protegerá a los Estados miembros frente a medidas comerciales punitivas unilaterales, lo cual apunta a que cualquier intento de imponer aranceles exclusivamente contra productos españoles tendría repercusiones y probablemente un costoso enfrentamiento diplomático y económico.
Contexto y matices importantes:
- La exigencia del 5% del PIB proviene de una meta acordada por varios aliados en la cumbre de la OTAN, pero esa cifra no es actualmente vinculante ni realista para la mayoría de países; además, ningún miembro cumple hoy esa meta. Esto convierte la propuesta en más bien un objetivo político que en una regla legal.
- La propuesta de Trump forma parte de una estrategia exterior que mezcla presión económica y diplomática para forzar mayores aportes a la defensa, una táctica que ya ha incluido amenazas similares contra otros aliados, y que puede escalar hacia medidas comerciales que afectarían cadenas de suministro y relaciones económicas transatlánticas.
- Si EE. UU. intentará imponer aranceles únicamente sobre España, la reacción de la UE podría traducirse en contramedidas legales y comerciales (disputas en la OMC, respuesta de la Comisión Europea), con impacto para empresas y consumidores en ambos lados del Atlántico.
La advertencia de Trump es real en tono y alcance (habló de aranceles y “castigos”), pero topa con límites prácticos y legales: la política comercial de la UE y la lógica multisocietaria de la OTAN complican cualquier sanción unilateral. En la práctica, la disputa proyecta más incertidumbre política y de mercado que una implementación inmediata y sencilla de aranceles, aunque, como hemos visto antes, la mera amenaza ya altera agendas diplomáticas y mercados.