El 13 de noviembre de 1985 la erupción del Nevado del Ruiz provocó lahares que sepultaron a Armero y otras poblaciones; las estimaciones oficiales y académicas sitúan la cifra de víctimas en decenas de miles, convirtiendo aquel episodio en el mayor desastre natural moderno de Colombia.
A cuarenta años, el Gobierno nacional, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD) y las administraciones locales lideran una agenda de memoria que incluye misas, velatones, recorridos de memoria y actos simbólicos en Tolima y municipios vecinos. Las conmemoraciones buscan honrar a las víctimas y reconocer el trabajo de rescatistas y comunidades sobrevivientes.
Organizaciones de memoria, entre ellas la Fundación Armando Armero, mantienen activa la búsqueda de respuestas sobre los 583 niños desaparecidos tras la avalancha: en los últimos años se han impulsado registros de ADN, bases de datos y acciones judiciales para esclarecer adopciones y reunir a familias. En el aniversario se realizaron homenajes simbólicos, como el lanzamiento de pequeñas barcas con fotos por el río Gualí.
La conmemoración también reaviva discusiones sobre fallos en la gestión del riesgo: informes históricos y reseñas periodísticas recuerdan que hubo alertas científicas previas y fallas en la comunicación y la evacuación que agravaron la catástrofe, y hoy reclaman memoria, verdad y acciones de prevención frente a amenazas volcánicas.