La escena parece sacada de una película futurista: un brazo robótico, pincel en mano, reproduce meticulosamente una obra de arte sobre un lienzo. Esta no es una fantasía de ciencia ficción, sino el trabajo de Acrylic Robotics, una empresa de Montreal que está revolucionando el mundo del arte con robots pintores. A diferencia de las impresiones fotográficas, estas máquinas, llamadas "aurógrafos", capturan la esencia de las pinceladas originales, ofreciendo una réplica con textura y detalles que una simple copia digital no puede igualar.
La compañía, fundada por la ingeniera Chloë Ryan, pasó tres años perfeccionando su tecnología para que los cuadros pintados por robots tuvieran la calidad suficiente para ser expuestos y vendidos. La idea surgió de una necesidad personal: ayudar a los artistas a vender más reproducciones de sus obras sin tener que pintarlas ellos mismos. Esto permite a los creadores enfocarse en piezas originales mientras sus reproducciones, que se venden a precios más accesibles (entre $200 y $1,000 USD), llegan a una audiencia más amplia.
Este modelo de negocio busca abordar un problema común en el mundo del arte: la dificultad para los artistas de vivir de su trabajo. Al ofrecer copias de alta calidad, asequibles para el público general, la empresa les brinda una fuente de ingresos adicional. Los artistas participantes reciben una comisión que varía entre el 5% y el 50% por cada obra vendida, dependiendo de su notoriedad y su implicación en el proyecto.
Chloë Ryan reconoce que la idea de un robot pintando puede generar escepticismo inicial. Sin embargo, el entusiasmo de los artistas ha sido abrumador. "Cuando les propongo a los artistas que incluyan algunas de sus obras a cambio de una suma de dinero que se les paga cada mes, muchos se muestran encantados", explica. De hecho, la empresa ya tiene una lista de espera de 500 artistas interesados en participar.
El próximo paso de Acrylic Robotics es desarrollar una plataforma de "libre servicio" donde cualquier artista del mundo pueda subir su estilo. Esto permitiría a los clientes encargar, por ejemplo, un retrato de su mascota pintado al estilo de su artista favorito, quien recibirá una comisión. Este enfoque contrasta con otras herramientas de IA que crean imágenes sin el consentimiento o la compensación del artista original, ya que aquí se asegura el mérito y la retribución económica para el creador.
Con proyectos como este, la tecnología no solo busca imitar, sino también democratizar el arte, llevándolo a nuevos públicos y ofreciendo a los artistas una herramienta poderosa para difundir su trabajo.