Un reciente estudio comparativo ha revelado que un colombiano promedio debe laborar 3 horas y 8 minutos para costear el plan estándar de Netflix, lo cual supera lo que sucede en muchos países europeos.
Aunque en Colombia el precio nominal del plan estándar ronda los 7 USD, equivalentes a unos 27.900 pesos (según el cambio vigente), la carga real sobre el bolsillo local es más pesada cuando se mide en relación con los ingresos.
En contraste, en países como Noruega, basta con trabajar apenas 24 minutos para pagar ese mismo plan. En Luxemburgo o Islandia, los tiempos oscilan entre 26 y 30 minutos.
En América Latina también hay diferencias marcadas: en Chile se estima que se necesitan unas 1 hora y 58 minutos, mientras que en México se sitúa en alrededor de 5 horas y 2 minutos.
La razón detrás de estas disparidades no es simplemente el precio del servicio, sino la relación entre ese precio, el poder adquisitivo local y el salario promedio. Netflix diseña sus tarifas considerando variables como la competencia, los costos de licencias y los niveles de ingreso, pero esos ajustes no siempre equilibran la carga para los mercados con menores salarios.
Para muchas personas en Colombia, pagar una suscripción es un gasto que supera el 1 % de sus ingresos mensuales, mientras que en buena parte de Europa ese porcentaje puede estar por debajo del 0,3 %.
Ante esto, usuarios en Colombia suelen recurrir a estrategias para “aliviar” el costo: compartir cuentas, aprovechar promociones, alternar entre plataformas o planes más económicos.
Una gran pregunta queda abierta: ¿sería más justo o viable que servicios como Netflix ajustaran precios de forma más agresiva según la capacidad económica de cada país? Mientras no ocurra, los espectadores en regiones con menores ingresos seguirán sintiendo que el streaming, aunque “global”, no pesa igual en todos lados.