El rey Carlos III inició un procedimiento formal para quitarle a su hermano, el hasta ahora príncipe Andrés, el estilo, títulos y honores que aún conservaba. La Casa Real informó que, a partir de la decisión, Andrew dejará de ser llamado «Príncipe» y deberá usar el nombre Andrew Mountbatten Windsor; además se le ha notificado que entregue la Royal Lodge, la residencia que ocupaba en los terrenos de Windsor.

La medida responde a la presión pública y mediática renovada por la permanencia de Andrews en el foco tras su vinculación con Jeffrey Epstein y por las alegaciones vertidas en escritos y testimonios recientes, entre ellos la publicación póstuma de memorias de una de las denunciantes, que reavivaron el debate sobre su estatus dentro de la familia real. Buckingham Palace señaló que, aunque Andrew niega las acusaciones, la revocación de títulos es necesaria y subrayó su apoyo a las víctimas y sobrevivientes de abuso.

Según los comunicados y cobertura de prensa, la acción implica la pérdida de los tratamientos de «Su Alteza Real» y de títulos territoriales (como el ducado de York, que él había dejado de usar hace poco), así como la retirada de cualquier rol oficial de representación en nombre de la Corona. La decisión fue tomada con el aval político interno, incluido, según las fuentes, el respaldo del príncipe de Gales, y ejecutada por la prerrogativa real del monarca.

La movida ha sido interpretada por analistas como un paso drástico para preservar la reputación de la institución monárquica ante la opinión pública y los medios. Algunos sectores la ven como imprescindible para contener el daño reputacional; otros critican la tardanza y piden procesos judiciales y mayor transparencia sobre las pruebas. Los boletines internacionales resaltan que es la medida más severa contra un miembro adulto de la familia real en más de un siglo.

Qué puede ocurrir ahora

1.     Reubicación y vida privada: Andrew tendrá que mudarse de la Royal Lodge y probablemente pasar a una vida privada con recursos propios o en propiedades familiares no oficiales; se informó que su reubicación podría ser en Sandringham u otra residencia privada.

2.     Consecuencias legales y mediáticas: La decisión no sustituye procedimientos judiciales, pero reduce su perfil público y la posibilidad de representarlo como miembro activo de la Corona. Si surgen nuevas acciones legales o descubrimientos, la Casa Real ya ha dejado claro que no permitirá que la figura del ex-príncipe dañe más a la institución.