El gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, advirtió que la inflación ha mostrado un repunte reciente (la tasa interanual se ubicó en torno al 5,5% en octubre) y que los aumentos se han transmitido a todos los rubros de la canasta familiar, presionando el bolsillo de los hogares. Esta dinámica, dijo Villar, dificulta que la entidad alcance con rapidez la meta de inflación del 3% y reduce el margen para bajar la tasa de intervención.
Entre las causas señaladas figuran el fuerte ajuste del salario mínimo, el efecto del gasto público y factores externos que han alimentado la demanda y los precios; por ello el Banco ha optado por mantener la tasa de interés en 9,25% mientras evalúa el comportamiento de las expectativas inflacionarias. Analistas y el equipo técnico del banco han elevado sus proyecciones para 2025–2026 ante esta inesperada senda alcista.
Villar enfatizó que, aunque algunos componentes como alimentos frescos han mostrado variaciones a la baja en casos puntuales, la inflación subyacente (sin alimentos ni regulados) también ha mostrado presión, lo que complica medidas de alivio rápido y aumenta la probabilidad de que la autoridad monetaria mantenga o incluso suba las tasas si persiste la tendencia. El mensaje fue claro: “no hemos superado los tiempos turbulentos” y la opción de recortar la tasa se aleja mientras las presiones persistan.
En términos prácticos, el repunte encarece bienes y servicios esenciales, reduce el poder de compra y puede frenar la recuperación del consumo. Para empresas y hogares, las señales del banco implican mayor costo del crédito y la necesidad de ajustar planes financieros si la inflación sigue por encima de las metas oficiales.