Durante un mitin en Pittsburgh (Pensilvania), Donald Trump anunció que, de volver a la presidencia, elevará los aranceles al acero importado del 25 % al 50 %, con el objetivo de “proteger aún más la industria estadounidense”.

“Vamos a subir del 25 % al 50 % los aranceles sobre el acero en los Estados Unidos”, afirmó el líder republicano, ante un auditorio lleno de trabajadores del sector. Trump elogió a los presentes, asegurando que “entienden la palabra arancel mejor que la gente de Wall Street”, y añadió con humor que “arancel” es su cuarta palabra favorita, después de “Dios, esposa y familia”.

El anuncio ocurre un día después de que una Corte de Apelaciones levantara el bloqueo del Tribunal de Comercio Internacional a buena parte de las políticas arancelarias implementadas por Trump durante su mandato. Aunque la medida no afectaba directamente a los gravámenes sobre el acero, sí reactivaba otros aranceles, como el impuesto global del 10 % a casi todos los socios comerciales de EE.UU., anunciado el pasado 2 de abril. También se reactivaban los llamados “aranceles recíprocos”, ajustados según el volumen comercial y el déficit de cada país, y cuya entrada en vigor quedó pospuesta hasta julio.

Durante su intervención, Trump también destacó el acuerdo de inversión entre la acerera japonesa Nippon Steel y la estadounidense U.S. Steel, una operación que había sido bloqueada el 3 de enero por el entonces presidente Joe Biden. Según Trump, este acuerdo creará al menos 70.000 empleos y generará una inversión de 14.000 millones de dólares en la economía nacional.

Aunque en un inicio se oponía a la fusión, Trump cambió de postura tras regresar a la Casa Blanca y reunirse en febrero con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba. Desde entonces, ha manifestado su apoyo a que Nippon Steel adquiera una participación limitada en la emblemática U.S. Steel.